La retórica: el arte que todo escritor debe dominar
Fue durante siglos la disciplina fundamental del sistema educativo. Su empleo ayudó a la democracia griega a consolidarse, decició la paz y la guerra, quitó y puso emperadores, expandió creencias religiosas y podría decirse, que aunque parezca en nuestros días que está desaparecida, sigue controlando en la sombra los grandes medios de comunicación, la política y aún el mundo. Hoy vamos a hablar del arte sublime y ancestral de la retórica, que nos viene a las mil maravillas si queremos ser grandes copywriters.
¿Qué es la retórica y cuál es su definición?
Podemos definir la retórica como la disciplina que estudia y sistematiza los procedimientos y técnicas de utilización del lenguaje, con el fin de convencer, persuadir o deleitar estéticamente.
Los abogados utilizan la retórica para ganar los juicios, los políticos para tratar de que les demos nuestros votos o convencernos de qué cosa nos es útil, y por supuesto, el lenguaje de la publicidad lo usa a diario para vendernos tantas y tantas cosas que luego nunca usamos.
Por todo esto es importante conocer la retórica, para saber cómo, cuándo y porqué otro quiere convencernos para que hagamos lo que él desea.
¿Dónde, cómo y por qué surge la retórica?
A inicios del siglo V a. C., los tiranos de Siracusa, Gelón y luego Gerón, expropiaron masivamente terrenos en favor de los soldados mercenarios. Cuando se derrocó al tirano y se estableció la democracia se llevaron a cabo múltiples procesos para la devolución de las tierras ante tribunales públicos. Aunque las personas sabían defenderse de forma instintiva y reclamar por sí mismas sus bienes, pronto se dieron cuenta de que era necesario un método efectivo para hacerlo, alguien que supiera usar los argumentos y la oratoria de forma eficaz para conseguir los bienes.
Fue en ese momento, cuando Córax de Siracusa codifica el conocimiento existente al respecto y crea una especie de tratado para hablar ante los tribunales públicos con cierta garantía. Las fuentes clásicas afirman que el padre de la retórica era Empédocles de Agrigento y que Córax su primer tratadista.
El discípulo de Córax, Tisias, expandió el método por otras polis griegas. Los sofistas, con Gorgias a la cabeza, explotarán este arte, que con Sócrates y Platón se centrará en la búsqueda de la verdad dialéctica.
El gran manual de Retórica
Será Aristóteles quien escriba el gran trabajo o manual sobre ella, que dividió en cuatro partes: invención, disposición, elocución, y acción. Luego, vivió un gran auge en Roma con Cicerón o con el propio Quintiliano, en el siglo I, que le agregó una quinta parte: la memoria.
Las partes de la retórica
Inventio
La invención o inventio, que etimológicamente significa hallar en vez de inventar como podría parecer, es la parte en que se crean las ideas, se buscan las pruebas y los argumentos existentes sobre lo que se va a versar y se descarta lo que no es propicio.
Una vez que tenemos las ideas, la siguiente fase de la retórica es la disposición, es decir darle forma al discurso, ordenar de una forma eficaz los argumentos y pruebas.
Dispositio
La disposición o dispositio solía organizarse en tres partes:
Un exordium o parte inicial, que es una introducción para tratar de captar la atención del público, la llamada captatio benevolentiae y ganarse la simpatía de los oyentes.
La parte media, es llamada narratio, en la que se narra o expone la tesis, el asunto del orador, con su argumentación.
y finalmente una peroratio, que es una recapitulación de lo dicho a modo de conclusión, en la que se suele agregar además una parte destinada a inclinar la voluntad del auditorio a través de la provocación de la compasión, la indignación, empleando recursos patéticos como la enfermedad, fortuna, etc.
Elocutio
La tercera parte, la elocución (o elocutio), es la etapa en la que se agrega el estilo de la expresión. El estilo tiene cuatro cualidades: corrección léxica y gramatical, claridad, elegancia y decoro.
Aquí cobran gran importancia las figuras retóricas, pues aportan belleza y persuasión al discurso.
Memorización
La cuarta parte es la Memorización, para poder aplicarlo de forma oral ante el público.
Pronuntiatio o actio
Por último tenemos la acción oratoria, llamada también pronuntiatio o actio. Consiste en la puesta en escena del discurso, entrando en juego el tono, la gestualidad del cuerpo o la modulación de la voz.
Los géneros clásicos de la retórica
Género judicial, que tiene como fin juzgar lo justo e injusto delante de un tribunal.
Género deliberativo, cuyo fin es decidir entre lo útil y lo nocivo en los asuntos de gobierno, por ejemplo iniciar una guerra, subir impuestos…
Género demostrativo o epidíctico, que se propone valorar lo bello y lo feo, con el elogio o la reprobación de algún acto o persona.
En la Edad Media los teóricos agregaron otros géneros: como la escritura de cartas, sermones o artes poéticas.
Pues hasta aquí nuestro repaso por la retórica, en próximos posts te voy a enseñar cómo aplicarlos de forma eficaz a los discursos publicitarios para aumentar las ventas o las visitas a tu blog.